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¿Cómo funciona su empresa?

Carmen Fiestas , 09-02-2015.     Artículo en PDF

La distorsión de la comunicación entre los distintos estratos de una empresa puede provocar que el negocio original se convierta en no se sabe qué.

 

 

Una de las grandes dificultades en la empresa es que la comunicación que se realiza en sentido vertical, de arriba abajo y viceversa, acabe por transformar la idea del negocio en cualquier negocio distinto al que se quiso crear.

En diversos artículos he comentado que muchas veces el poder que impregna un organigrama excesivamente jerárquico acaba por engordar una vasta estructura que ahoga el saber hacer de las personas empleadas en otro nivel inferior, además de encarecer innecesariamente a la propia empresa que, tal vez, tiene una desproporción entre los diversos recursos humanos empleados. También ello requiere una inversión en control y coordinación entre los distintos departamentos para que exista una buena puesta en escena de la cultura corporativa.

Existe un programa en una cadena de la televisión española que a mi gusto es  digno de elogiar. Se llama “El jefe infiltrado” y se trata de que “el jefe” se infiltra en su propia Compañía como si fuera un empleado más. Tras estar un tiempo en diversos departamentos, el jefe acaba teniendo una idea concreta y clara de que es lo que pasa en su empresa. Además tiene la oportunidad de conocer de cerca, no sólo el funcionamiento de sus empleados, sino también de las vicisitudes que deben afrontar en su día a día (unos con agrado y eficiencia, otros sin motivación, otros incluso sin herramientas, otros que no las usan por hacer las cosas de cualquier manera, otros que no saben, otros que tienen prohibiciones que el propio jefe nunca ordenó, y un largo etcétera), así como la talla humana y las circunstancias personales que pueden incidir directamente en su productividad. De esta manera el jefe consigue una gran mejora de resultados al poder ubicar en el lugar adecuado de la empresa a las distintas personas que conoce, o corrigiendo los errores que se ha ido enquistando en la forma de trabajar, o premiando actitudes o infraestructura, o todo aquello que ha podido advertir por sí mismo.

Y es que existe una cultura generalizada de que “el jefe” es un ogro, alguien lejano y distante del empleado, que no está disponible o que toma decisiones para su negocio sin tener en cuenta a su personal. El programa de televisión que pongo de ejemplo, contribuye a cambiar también esta errónea cultura generalizada, pues son muchos los empresarios que, como también he comentado en otros artículos, consiguen proporcionar formación a sus empleados y cambiar la vida incluso en una gran comunidad de la sociedad, que son responsables y participantes del cambio y del progreso social.

Los sistemas de control que emplean las empresas pueden ser muy variados, pueden ser más o menos sofisticados en cuanto a los procesos que utilicen, pero no podemos olvidar que en todo subyace la comunicación y es en este terreno dónde más y mejor cabe invertir para que la idea del negocio no se acabe convirtiendo en no se sabe qué.

Infiltrarse en la propia Compañía, como un empleado más, es recomendable.

Nuevo Management invita a que revisemos nuestra comunicación para cerciorarnos responsablemente de que el mensaje que se emite sea el mismo que llega al final de su trayectoria (receptor) y, del mismo modo, estar abiertos a la escucha activa con aquellos con quien nos relacionemos, para saber cómo funciona nuestro negocio o nuestras relaciones.

 


© 2007-actualidad Carmen Fiestas- nm@nuevomanagement.com