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Cuando el poder se sube a la cabeza

Carmen Fiestas , 09-10-2013.     Artículo en PDF

Si el poder se sube a la cabeza debería perder su legitimidad ya que pone en entredicho al sistema que lo sostiene, pues es que entonces ha dejado de estar al servicio de los demás.

 

En anteriores Eras, han prevalecido los sistemas dirigidos desde el poder de unos pocos sobre los demás. Unas veces este poder ha sido concedido de forma consensuada y otras veces ha sido adquirido por la fuerza o por la herencia. Hoy en día, en la actual Era de la información, este sistema rígido y jerarquización de las decisiones no es viable.

Las sociedades, no olvidemos que están formadas por personas, no pueden permitirse el lujo de permanecer ajenos a los estropicios y abusos que han derivado del mal uso del poder. En muchos casos, el poder es opaco y no deja paso a que la mayoría conozca las fechorías que se mantienen ocultas a los interesados/perjudicados. La corrupción actual viene dándose hace mucho tiempo, sólo que ahora es conocida públicamente.

En España concretamente, los dirigentes (políticos y empresariales) suelen blindarse su seguridad de permanencia y la vigencia de  ingresos económicos y privilegios una vez finalizado su mandato. También son impunes a la ley,  pueden disponer de los bienes de quienes les mantienen y obstaculizar, con retorcidas condiciones y malas prácticas la condición del derecho de los ciudadanos, el sistema corrupto crea subsistemas que también lo son. Desafortunadamente, los sistemas de control que deberían garantizar el buen uso de los sistemas no lo cumplen.

La inercia de los sistemas los mantiene durante un periodo de tiempo, que suele ser un periodo de decadencia, hasta que un nuevo sistema lo sustituye. Lo deseable sería elaborar ese nuevo sistema sustitutorio con la suficiente antelación para que el sistema decadente no destruya la sociedad.

El mundo empresarial, que colabora en el mantenimiento y sustento económico de los países, además de participar activamente en la formación de las personas,  debe conseguir actuar sin frustración, enfocarse en la innovación en profundidad y conseguir que los gobiernos sean conscientes de su labor social y apoyen esta labor de cambio e innovación a las empresas, actuando no como un obstáculo sino como palancas para su crecimiento.

Las empresas deben, a  su vez, ser conscientes de que el cambio es necesario en su manera de dirigir y promover el talento además de la innovación de sus organizaciones.

La innovación ahora también es imprescindible a nivel colectivo e individual, en los entornos en que las personas nos movemos habitualmente, es decir, en los grupos a los que pertenecemos: relaciones de parentesco, relaciones sociales, relaciones de trabajo, relaciones educativas, etc. La sociedad se ha vuelto más exigente, lo cual es indicio de una participación más crítica si bien, se precisa que además sea proactiva en el cambio que requiere la actualidad.

Los cambios de enfoque (apertura mental), la innovación, el desarrollo del talento, la aplicación y conocimiento de los progresos científicos, son principios que forman parte de Nuevo Management necesarios para abrirse al mundo de las posibilidades de la actual Era de la información.

 

 


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