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Incrementalismo mas visión sistémica

Javier Marzal, 9-10-2011.       Artículo en PDF

El incrementalismo tiene sus límites. Por ello necesita la innovación y ésta requiere del incrementalismo para mejorar.

Un problema típico de cualquier tipo de organización consiste en que a medida que va madurando un producto, mejorando las tecnologías -conocimientos- relacionadas y cambiando el mercado, las organizaciones reaccionan y modifican sus procesos para adaptarse a las nuevas exigencias, pero de una forma errónea porque no revisan todo el proceso. Esta práctica no suele ser suficiente y tiende a la decadencia del producto, de su tecnología y de la organización.

Algunos de los principales pensadores empresariales afirman que el incrementalismo ha llegado a su final. Gary Hamel es uno de ellos como aparece en la página de inicio de Nuevo Management. Sin embargo, parece poco razonable esta afirmación en un período donde aparecen innovaciones y mejoras constantes en las tecnologías relacionadas con la gestión empresarial y con cualquier área de actividad, además de cambios sociales relevantes. Durante varias décadas aún queda mucho trabajo adaptativo de esas tecnologías. Aparecen muchas innovaciones y, por tanto, queda mucho incrementalismo por hacer.

Precisamente los talentos emprendedores e innovadores, conscientes de ello, se centran en buscar nuevos enfoques de una forma proactiva, ello les hace socialmente imprescindibles. La diferencia respecto de los demás, consiste en que los innovadores utilizan su creatividad para construir una visión sistémica sobre un asunto determinado, libre de las limitaciones que aportan los prejuicios (supuestos, conocimientos prácticas e intereses heredados). Además, dedica suficiente tiempo para recrear virtualmente la puesta en marcha de su visión, incluyendo los obstáculos y reticencias de sus futuros clientes, madurando suficientemente la idea para poder convertirla en un producto y llevarla al mercado.

Por el contrario, las personas con talentos incrementalistas construyen sus aportaciones sobre los prejuicios mencionados, se basan en la imitación de lo que otros han hecho, adaptándolo a sus necesidades concretas, y en la mejora continua de lo existente que es lo que los innovadores propusieron en su momento. Cuanta más innovación haya más incrementalismo será necesario en el futuro, porque cada innovación necesita un trabajo mucho mayor de incrementalismo para mejorarla y para extenderla. Es poco frecuente que los innovadores sean también buenos incrementalistas.

Hace poco en un programa de divulgación científica, un prestigioso científico decía que la energía de fusión -no confundir con la actual de fisión- utiliza como materias primas el conocimiento, es una energía del conocimiento, la base es el conocimiento y sus limitaciones están en el conocimiento, ni en las materias primas necesarias ni en los peligros ambientales. Esta es la situación de la mayoría de los productores de bienes. Se suele avanzar en las direcciones establecidas, pero poca gente es capaz de cuestionar esas direcciones, las bases del conocimiento.

La visión sistémica hace que nuestras reflexiones y conocimientos abarquen todos los sistemas y subsistemas relacionados con nuestras propuestas, a todos los niveles: organizaciones, personas, relaciones, intereses, conocimientos, procesos, etc. Es una forma de ver las cosas completa e integrada, aunque no holista -porque no presupone un sentido y orden únicos, jerarquizados y establecidos- sino un mundo dinámico, con diferentes propósitos y en constante construcción. El holismo forma parte del pensamiento simplista de las eras anteriores, mientras la visión sistémica corresponde a una visión compleja de la realidad, algunos la denominan sistemismo.

Recordemos que mientras la visión sistémica de los innovadores se centran en las posibilidades de hacer cosas y en las posibles contribuciones a sus futuros clientes, los incrementalistas no suelen tener visión sistémica y si la tienen está limitada por lo existente.

Las empresas innovadoras sólo tienen sentido en sus fases iniciales o cuando su negocio no tiene futuro y hace falta un cambio radical de actividad. Fuera de esos casos las empresas deben ser incrementalistas aunque deben tener algunos agentes del cambio, algunas personas emprendedoras y algunas innovadoras para aprovechar mejor las nuevas posibilidades que surgen del progreso colectivo. El mayor reto de los empresarios está en tener la flexibilidad suficiente para crear o dejar espacio para estos emprendedores e innovadores que pueden hacer sostenibles sus organizaciones, a pesar de que ellos suelen y deben ser conservadores e incrementalistas, salvo en las excepciones comentadas.

La etiqueta de innovación vende y es beneficioso crear una cultura popular de innovación, pero fomentar la innovación en empresas consolidadas las hace aún más insostenibles que erradicando la innovación porque las llevaría a realizar cambios radicales con los que perderían lo logrado. Además, casi todas las innovaciones tienen mucho de incrementalismo.


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