Incrementalismo mas visión 
		sistémica
		
		
		El incrementalismo tiene sus límites. Por ello necesita la innovación y 
		ésta requiere del incrementalismo para mejorar.
		
		
		
		Un problema típico de cualquier tipo de organización consiste en que a 
		medida que va madurando un producto, mejorando las tecnologías 
		-conocimientos- relacionadas y cambiando el mercado, las organizaciones 
		reaccionan y modifican sus procesos para adaptarse a las nuevas 
		exigencias, pero de una forma  
		
		
		errónea porque no revisan todo el proceso. Esta práctica no suele ser 
		suficiente y tiende a la decadencia del producto, de su tecnología y de 
		la organización.
		
		
		Algunos  de los principales pensadores empresariales afirman que el 
		incrementalismo ha llegado a su final. Gary Hamel es uno de ellos como 
		aparece en la página de inicio de
		
		Nuevo Management. Sin embargo, parece poco razonable esta 
		afirmación en un período donde aparecen innovaciones y mejoras 
		constantes en las tecnologías relacionadas con la gestión empresarial y 
		con cualquier área de actividad, además de cambios sociales relevantes. 
		Durante varias décadas aún queda mucho trabajo adaptativo de esas 
		tecnologías. Aparecen 
		muchas innovaciones y, por tanto, queda mucho incrementalismo por hacer.
		
		
		
		
		Precisamente los talentos emprendedores e innovadores, conscientes de 
		ello, se centran en buscar nuevos enfoques de una forma proactiva, ello 
		les hace socialmente imprescindibles. La diferencia respecto de los 
		demás, consiste en que los innovadores utilizan su creatividad para 
		construir una visión sistémica sobre un asunto determinado, libre de las 
		limitaciones que aportan los prejuicios (supuestos, conocimientos 
		prácticas e intereses heredados). Además, dedica suficiente tiempo para 
		recrear virtualmente la puesta en marcha de su visión, incluyendo los 
		obstáculos y reticencias de sus futuros clientes, madurando 
		suficientemente la idea para poder convertirla en un producto y llevarla 
		al mercado.
		
		Por el 
		contrario, las personas con talentos incrementalistas construyen sus 
		aportaciones sobre los prejuicios mencionados, se basan en la imitación 
		de lo que otros han hecho, adaptándolo a sus necesidades concretas, y en 
		la mejora continua de lo existente que es lo que los innovadores 
		propusieron en su momento. Cuanta más innovación haya más 
		incrementalismo será necesario en el futuro, porque cada innovación 
		necesita un trabajo mucho mayor de incrementalismo para mejorarla y para 
		extenderla. Es poco frecuente que los innovadores sean también buenos 
		incrementalistas.
		
		Hace 
		poco en un programa de divulgación científica, un prestigioso científico 
		decía que la energía de fusión -no confundir con la actual de fisión- 
		utiliza como materias primas el conocimiento, es una energía del 
		conocimiento, la base es el conocimiento y sus limitaciones están en el 
		conocimiento, ni en las materias primas necesarias ni en los peligros 
		ambientales. Esta es la situación de la mayoría de los productores de 
		bienes. Se suele avanzar en las direcciones establecidas, pero poca 
		gente es capaz de cuestionar esas direcciones, las bases del 
		conocimiento.
		
		La 
		visión sistémica hace que nuestras reflexiones y conocimientos abarquen 
		todos los sistemas y subsistemas relacionados con nuestras propuestas, a 
		todos los niveles: organizaciones, personas, relaciones, intereses, 
		conocimientos, procesos, etc. Es una forma de ver las cosas completa e 
		integrada, aunque no holista -porque no presupone un sentido y orden 
		únicos, jerarquizados y establecidos- sino un mundo dinámico, con 
		diferentes propósitos y en constante construcción. El holismo forma 
		parte del pensamiento simplista de las eras anteriores, mientras la 
		visión sistémica corresponde a una visión compleja de la realidad, 
		algunos la denominan sistemismo.
		
		
		Recordemos que mientras la visión sistémica de los innovadores se 
		centran en las posibilidades de hacer cosas y en las posibles 
		contribuciones a sus futuros clientes, los incrementalistas no suelen 
		tener visión sistémica y si la tienen está limitada por lo existente.
		
		Las 
		empresas innovadoras sólo tienen sentido en sus fases iniciales o cuando 
		su negocio no tiene futuro y hace falta un cambio radical de actividad. 
		Fuera de esos casos las empresas deben ser incrementalistas aunque deben 
		tener algunos agentes del cambio, algunas personas emprendedoras y 
		algunas innovadoras para aprovechar mejor las nuevas posibilidades que 
		surgen del progreso colectivo. El mayor reto de los empresarios está en 
		tener la flexibilidad suficiente para crear o dejar espacio para estos 
		emprendedores e innovadores que pueden hacer sostenibles sus 
		organizaciones, a pesar de que ellos suelen y deben ser conservadores e 
		incrementalistas, salvo en las excepciones comentadas.
		
		
		La 
		etiqueta de innovación vende y es beneficioso crear una cultura popular 
		de innovación, pero fomentar la innovación en empresas consolidadas las 
		hace aún más insostenibles que erradicando la innovación porque las 
		llevaría a realizar cambios radicales con los que perderían lo logrado. 
		Además, casi todas las innovaciones tienen mucho de incrementalismo. | 
              
                
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