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La crisis y cómo afrontarla

Javier Marzal, 10-11-2010.       Artículo en PDF

Todos hemos contribuido a crear la crisis y la mejor forma de aprovecharla es cambiando profundamente nuestro pensamiento.

Los diferentes dirigentes culturales, económicos, políticos y sociales han llevado el sistema a una situación insostenible. Ello es debido a que tienen una mentalidad burocrática cuya prioridad consiste en conservar lo heredado, misión incompatible con la innovación sustancial.

¿Cómo es la crisis actual?

Se habla de crisis de valores; de crisis en la filosofía, ciencia, política; de crisis financiera, económica, etc. Lo que hay es un cambio global. El conocimiento actual ha cambiado sustancialmente la cosmovisión (cómo es el universo y el multiverso) y el modelo antropológico (cómo es el ser humano). Este cambio de las creencias básicas conlleva un cambio radical en la forma en que pensamos y en que vivimos.

¿Por qué hay crisis?

Porque la nueva Era ya forma parte de la cultura, sociedad, organizaciones y formas de vida (privada, profesional y social) y presiona para eliminar o cambiar lo existente, a pesar de la resistencia al cambio, sobre todo, de los cargos beneficiados por la herencia del pasado y las masas (gente común o mayoría). Las personas que ostentan esos cargos estructurales, mayoritariamente creados por otros en el pasado,  intentan mantener el funcionamiento heredado. Lo hacen para mantener sus privilegios, ya ilegítimos, o incluso aumentarlos. El abuso y choque con los nuevos intereses colectivos crea crisis continuas que a veces, como en 2007, adquieren una gran dimensión. En las últimas décadas han sido numerosas las crisis. El avance de la globalización hace que sean crisis sistémicas, es decir, que nos afectan a todos, en mayor o menor medida.  El sistema heredado es insostenible y, por lo dicho, está completamente corrompido. Por otro lado, Alvin Toffler en su gran obra “La tercera ola” y Peter Drucker hablando del “trabajador del conocimiento”, entre otros autores, vislumbraron los grandes cambios en esta transición desde la Era industrial hacia la Era de la información, destacando numerosos cambios.

¿Qué podemos hacer?

A pesar del cambio erario, la educación sigue transmitiendo la cultura y la sociedad antigua, como si fueran las actuales, en lugar de enseñar la emergente que ya está empezando a dominar en todos los ámbitos de las sociedades actuales. Por ello, es imprescindible que cada persona cree un pensamiento propio, desde una reflexión constructiva y libre de prejuicios,  en la medida de lo posible, es decir, sin ideas preconcebidas. En términos de estrategia cognitiva, debemos utilizar más la estrategia de innovación y menos la de imitación porque una gran parte de los modelos y prácticas del pasado no sirven.  Debemos cambiar las ideas, las estructuras y los procesos. De los relativistas, como Einstein, podemos aprender a eliminar las supuestas verdades universales y pasar a las “verdades” contextualizadas, de manera que las “fórmulas” son diferentes dependiendo del entorno o contexto referido. Mientras una cultura conservadora de imitación, cuya actividad se basa en la inercia de hacer lo mismo que otros hacían anteriormente, copiándolos; la innovación requiere cambios sustanciales. La imitación y la inercia conllevan actitudes reactivas, mientras la innovación sólo se logra con actitudes proactivas, con iniciativa. En la Era industrial, la sociedad nos ofrecía las pocas posibilidades que conformaban nuestra forma de vida, mientras ahora la sociedad no puede seguir ofreciendo un modelo sostenible; además, esos estándares ya no están a la altura del conocimiento actual de la mayoría de las personas ni, por tanto, de sus posibilidades profesionales y necesidades intelectuales. Debemos aceptar la responsabilidad de diseñar y construir nuestra propia vida.

¿De dónde podemos partir para cambiar?

Las carreras universitarias actuales relacionadas con el saber humano y social ya no enseñan cómo son las cosas de forma doctrinal, sino diferentes enfoques y técnicas que son útiles contextualmente, es decir, no de forma global sino para su aplicación en campos concretos. Ya han abandonado la herencia del pensamiento único filosófico-religioso y se han alineado con las nuevas ciencias humanas y sociales, así como del librepensamiento actual. Por tanto, podemos utilizar el mayor número posible de referencias externas, pero debemos construir nuestras propias creencias y modelos que den lugar a nuestros intereses, motivaciones, actitudes, hábitos, potencial, expectativas y actividades; en definitiva, a nuestro modelo de vida.

¿Medidas en las empresas?

Las empresas se encuentran con leyes que no sirven y que las obligan a tener una estructura jurídica (estatutos) que las hace insostenibles; así como con una herencia organizativa y de procesos improductiva. Precisamente esta inercia del pasado es la que ha permitido que se creara la crisis. Las empresas deben cambiar sustancialmente, empezando por sus estatutos, cargos, estructuras y procesos para permitir que las personas con talento las reinventen y gestionen sus cambios dando lugar a las organizaciones de la información, igual que en la anterior Era se crearon las organizaciones industriales capitalistas y las legislaciones pertinentes. Sería conveniente que estos cambios los hicieran las asociaciones empresariales, eliminando la intervención del sector público en estos asuntos privados.


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