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Aprender de la experiencia ajena

Javier Marzal, 10-06-2010.       Artículo en PDF

La mayoría de la gente no suele escuchar suficientemente y por eso su velocidad de aprendizaje es muy baja ya que aprenden poco de la experiencia ajena, al contrario de la gente destacable.

La gente que destaca suele aprender bastante de la experiencia ajena, de la que parte para ir más allá de lo que los demás han hecho con anterioridad, superando lo existente, lo heredado. Los emprendedores y los innovadores lo son porque son capaces de comprender profundamente un asunto y vislumbrar nuevas posibilidades. Pero pocas personas poseen el suficiente nivel de ambición personal o de conciencia social para desarrollar el grado de interés necesario para salir del egocentrismo típico de las culturas existentes.

En el otro lado, la gente común (la mayoría) cree que saben más de lo que realmente saben. No reconocen sus contradicciones y su insuficiente nivel intelectual les lleva a no ser conscientes de lo que saben. Tienen su autoimagen distorsionada, igual que su forma de entender las cosas. Además, creen que los demás saben menos que ellos y no son capaces de reconocer a la gente informada, salvo que éstos les digan, previamente, su más elevada posición socioprofesional o nivel de conocimientos. Habitualmente, escuchan sólo lo justo para intervenir, suelen creer que siempre tienen que intervenir; es otro efecto de su superficialidad y egocentrismo característicos. Por estos motivos, aprenden poco de los demás.

Por otro lado, los libros serios y rigurosos no los comprenden y, por eso, no suelen leerlos. Estas personas están muy cerradas al aprendizaje externo, al conocimiento acumulado durante miles de años por la humanidad. La falta de aprendizaje externo hace que la gente común no sirva para dirigir, aunque un alto porcentaje de dirigentes son gente común y de ahí sus resultados.

Ciertamente, la mayor parte del conocimiento acumulado es erróneo, pero hay mucho conocimiento contemporáneo que incorpora la nueva cultura, especialmente desde que, durante el siglo 20, se ha llegado a que la ciencia abarque todo el conocimiento, al menos útil. También es cierto que las propuestas de la enseñanza reglada, de los catedráticos y de los consultores españoles son poco estimulantes y mantienen los errores socioculturales del pasado que hacen que España esté tan atrasada respecto a su entorno; promulgan los credos católico y socialista -sistema incompatible con la Unión Europea que consagra la economía de mercado-. Estos son los dos grandes engaños de la historia de la humanidad que hace a la gente dogmática y cerrada, características propias de la gente común. Tampoco tienen en cuenta que los trabajos de otros también pueden servir como estructura para guiar nuestras reflexiones.

La gente común es experta en excusas, suele argumentar que necesitan vivir las cosas para aprender. No son conscientes de que dada la inmensidad del universo, de la humanidad, de un mercado, de una gran organización o de gran parte de los trabajos técnicos, reducir a la propia experiencia nuestro ámbito de aprendizaje es limitarnos excesivamente, lo que les lleva a ser poco útiles y poco efectivos, tanto para ellos mismos como para los demás. Es egocéntrico y conduce al parasitismo social, el mayor mal de nuestro tiempo que ha provocado la crisis actual.

Aplicar estas descripciones en las políticas de selección y promoción del personal proporcionará una ventaja comparativa durante las próximas décadas. En el ámbito privado, sirven para seleccionar personas con las que podamos crecer intelectualmente. Es fácil detectarlos, simplemente se les puede explicar algo que hacen mal y preguntarles si lo han entendido, responderán que sí, pero seguirán haciéndolo mal porque, en el fondo, no tienen interés por hacer las cosas bien ni por cambiar.

Pocas personas son capaces de cambiar a este tipo de gente, pero es demasiado caro, es más efectivo despedirlos o cambiar de amistades. Además, la gente común no suele reconocerse a sí misma como tal, recordemos que tienen distorsionada su autoimagen.

 


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