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Amar para ser más productivos

Carmen Fiestas , 09-02-2016.     Artículo en PDF

Nuestra forma de amar y de comprender el amor hacia los demás influye en nuestra forma de relacionarnos y en los resultados de nuestro trabajo.

 

Todo lo que importa a las personas  forma parte de la multidimensionalidad del nuevo management. Por ello, es casi obligado mencionar cómo influye el amor en las relaciones de las personas y cómo este es proyectado hacia su entorno, sea familiar, social o profesional. Incluso, como  nuestra forma de comprender el amor y de amar afecta a los resultados de nuestro trabajo.

Sobre el amor hay mucho que aprender, es un aspecto complejo que conviene profundizar, ya que generalmente se suele fracasar en él.

Cabe destacar que el tipo de amor al que me refiero es el que representa conocimiento,  responsabilidad y entrega así como sus funciones; es decir,  el amor profundo o maduro y no el que proviene de las sensaciones placenteras.

Desde una actitud amorosa mejoramos la vida de aquellos que nos rodean y la nuestra, ya que facilitamos la cosas a los demás. Facilitar algo a otro parte desde una decisión interna individual de querer “estar al servicio”, con esta actitud se trasciende a uno mismo, lo cual es contrario al egoísmo, con lo que estamos contribuyendo a un bien común.

En mi experiencia como coach, he observado que muchas personas esperan amor en sus vidas, esperan recibirlo y no piensan tanto en lo que ellas pueden aportar o en darlo. Generalmente, se cree que ser amado es debido a que se tiene una facultad particular que nos hace especiales ante los ojos y sentimientos de otra persona. Esta creencia nos hace vernos como objeto pasivo ante los ojos de esa otra persona que nos elige. En la actualidad esta creencia está muy potenciada y confundida con lo que representa ser atractivo, que se proyecta más en cuestiones superficiales y físicas que en los recursos mentales y potencialidad de las personas. Estas personas que conocí no contemplaban otra perspectiva del amor que incluye esfuerzo personal, ocupación, cuidado y responsabilidad, entre otras cuestiones, y que el amor puede ser una facultad que se da, en forma de entrega de si mismo, en una forma activa que parte desde la individualidad.

Esta acción de entrega de uno mismo a otro, no tiene que centrarse en el aspecto sexual o en la riqueza material ni significa tener que sacrificarse por el otro en detrimento propio. Se trata de dar porque complace hacerlo, porque uno lo puede hacer y porque el que lo hace muestra que tiene la potencia o la abundancia o la riqueza interior o los recursos para hacerlo.

En las relaciones interprofesionales este amor al que me refiero puede mostrarse en tener actitudes acordes con las situaciones que surjan, en el trato con los demás y con las tareas que se desempeñen,  de forma que sumen o enriquezcan a los demás, sea un individuo o un grupo de trabajo. Tener autorresponsabilidad e iniciativa, por ejemplo para formarse o preparase en aquellos aspectos técnicos u organizativos que sean necesarios y no esperar a que sea la empresa quien nos lo facilite. Ser proactivo también forma parte de las funciones del amor. Como he mencionado antes, se trata de dar o aportar algo que uno tiene de sí mismo que resulta útil a otro. De esta forma fomentamos las relaciones de interdependencia, en lugar de las clásicas relaciones amorosas de dependencia.

Por otro lado, el ejercicio del amor también lo practican muchas empresas, por ejemplo contribuyendo socialmente, colaborando o impulsando que sus trabajadores colaboren o formen parte del voluntariado de las organizaciones no lucrativas (ONLs), aspectos de los que tradicionalmente se ocupaban las organizaciones religiosas o del sector público.

Actualmente, se ha generalizado y extendido a todos los países del mundo una forma de estar y relacionarse muy agresiva. Abunda la corrupción extrema. Se expresan más acciones  de poder y posicionamiento que de cuidado y respeto a los demás. Se transgrede la integridad del otro para dominarla (como también sucede en muchas relaciones de dependencia en parejas). Se nos somete en lugar de preservar nuestra individualidad e integridad. Afortunadamente, estas brechas en el desarrollo de las sociedades son cubiertas por las acciones que realizan las ONGs .

Estamos en época de cambios porque ya no nos sirve la inercia que procede de tiempos pasados y muchas personas se tornan agresivas ante la incertidumbre. Abunda el estrés y la presión para alcanzar objetivos y aumentar el rendimiento porque todavía se utilizan sistemas de mando que muchas escuelas de negocios han propulsado en la formación dada a los dirigentes o directivos y que ha quedado demostrada ser ineficaz en la obtención de resultados ignorarando los intereses o integridad de las personas.

La innovación y el cambio requieren apertura y flexibilidad mental, reorientación y visión para que las nuevas ideas no sean un escollo sino una oportunidad de progreso y cambio. Es necesario tener conocimiento psicosocial y una formación que profundice en cómo somos las personas. El esmero en el desempeño de un trabajo o en la elaboración de un proyecto o desarrollo de una empresa son actitudes bajo las que subyace ese amor profundo por mejorar la propia vida a la vez que lo hacemos por la vida de los demás.

Se está creando una educación psicosocial que se ha extendido en el mundo empresarial desde la década de 1990, que incorpora el nuevo conocimiento científico sobre el ser humano y técnicas como el coaching que facilitan la comprensión de esta nueva visión así como un nuevo tipo de relaciones que alinean tanto los intereses de las personas con los intereses de las organizaciones. En este sentido, el amor forma parte de este nuevo tipo de educación.

Las iniciativas de autorresponsabilidad, la entrega de sí,  ser útil a los demás, facilitar las cosas, crear relaciones de interdependencia en lugar de dependencia, la apertura y flexibilidad mentales ante nuevas ideas, la formación psicosocial, la reorientación, la visión, el conocimiento del ser humano, el respeto a su integridad, el esmero y cuidado, estar al servicio, entre otras, son acciones del amor profundo que forman parte del Nuevo Management  y de las exigencias de la actual Era de la información, influyendo efectivamente en alinear los intereses de las personas, las empresas y la sociedad en su conjunto.  

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