La actual Era de la información 
			  se apoya en la implantación 
			  de las tecnologías de información y comunicación (TIC), las cuales 
			  han facilitado con ello una forma de relación cotidiana mucho más 
			  amplia y rápida, donde se han eliminado fronteras de espacio y 
			  tiempo, y por ello se dice que la sociedad emergente es la 
			  sociedad de la información.
			  
			  Esta sociedad de la información 
			  está siendo la antesala para la 
			  construcción de las sociedades del conocimiento. Según se menciona 
			  en el Informe Mundial de la UNESCO, “Hacia las sociedades del 
			  conocimiento”: 
			  “[…Las 
			  sociedades emergentes no pueden contentarse con ser meros 
			  componentes de una sociedad mundial de la información y tendrán 
			  que ser sociedades en las que se comparta el conocimiento, a fin 
			  de que sigan siendo propicias al desarrollo del ser humano y de la 
			  vida.”…] 
			  .
			  
			  La noción “sociedad del 
			  conocimiento” (knowledge 
			  society) 
			  
			  fue utilizada por primera vez por Peter Drucker, y se extendió 
			  hacia finales de los 90, refiriéndose a que en sociedades futuras 
			  el recurso básico sería el saber, más que tener una mayor cantidad 
			  de conocimiento porque, para él, aplicar conocimiento para generar 
			  más conocimiento y extenderlo supondría un gran esfuerzo de 
			  sistematización y organización. Su enfoque era la mejora de la 
			  productividad. En esa época, Drucker desconocía la trascendencia 
			  revolucionaria que ha generado el desarrollo en la comunicación 
			  mediante el uso de Internet.
			  
			  Algunos autores consideran una 
			  utopía alcanzar la sociedad del conocimiento (también traducida 
			  como la sociedad del saber), porque se llegaría a ella utilizando 
			  los medios tecnológicos, como la instrucción o educación universal 
			  y la humanización de las sociedades actuales.
			  
			  Sin embargo, no es ésta la 
			  perspectiva de 
			  Nuevo Management, 
			  ni tampoco de la UNESCO.
			  
			  Es cierto que deben realizarse 
			  cambios fundamentales para que la cultura, y la enseñanza empiecen 
			  a actualizarse y se den cuenta la gran cantidad de conocimiento 
			  poco útil que generan. El conocimiento poco útil es fácil de 
			  detectar, es aquel que no ha servido a la mayoría para casi nada. 
			  Sin embargo, arrastramos la práctica de promocionar 
			  y ensalzar una cultura de conocimiento poco útil.
			  
			  Podemos diferenciar: 
			  conocimiento útil, poco útil y erróneo.
			  
			  
			  “Conocimiento útil: Las empresas,  suelen 
			  promocionar este tipo de conocimiento. En cuanto al ámbito 
			  universitario y escuelas de negocios, hacia mediados del siglo 
			  pasado Drucker afirmó que estos contaban “habladurías de viejas”, 
			  refiriéndose a las carreras y másteres empresariales de entonces. 
			  Después, éstas incorporaron el management de Drucker y sus 
			  seguidores. Pero a finales del siglo, el propio Drucker afirmó que 
			  hacía falta un nuevo management centrado en las personas. Por lo 
			  tanto, las universidades y escuelas de negocios están desfasadas 
			  otra vez. Actualmente ha crecido en ellas el porcentaje de 
			  conocimiento poco útil y erróneo que transmiten.
			  
			  Este desfase también se da, en 
			  menor medida, en el mundo empresarial, aunque el porcentaje de 
			  conocimiento poco útil y erróneo es inferior debido a la presión 
			  de los resultados, de la competencia y de los innovadores.
			  
			  La necesidad de un management 
			  “centrado en las personas” ha llevado a las empresas, en las dos 
			  últimas décadas, a realizar una preparación integral de sus 
			  trabajadores, entrando en terrenos como el denominado desarrollo 
			  personal que, debido a su relativa juventud, todavía le falta 
			  mucho conocimiento útil y ya ha generado algún conocimiento poco 
			  útil y algunos dogmas.
			  
			  
			  Conocimiento poco útil y erróneo: el sistema educativo no universitario, (exceptuando 
			  aprender a leer, escribir y matemáticas), suele promocionar más 
			  este conocimiento dando lugar al fracaso del sistema escolar. Esto 
			  impide el necesario aumento de productividad y el progreso”. 
			  (Javier Marzal, 2013)
			  
			  Lo que hoy en día se considera 
			  enseñanza básica obligatoria y que se imparte en los primeros años 
			  de escolarización debería comenzar a revisarse. Se invierte tiempo 
			  en seguir anclados en el pasado, en los conocimientos de los 
			  clásicos, cuando todo ese conocimiento ya ha quedado obsoleto. Por 
			  ejemplo, ¿cuántas veces han utilizado operaciones con quebrados a 
			  lo largo de su vida? (salvo que sea profesor de matemáticas). Yo 
			  ninguna en el medio siglo de edad que tengo. Sin embargo, es el 
			  quebradero de cabeza de muchos niños. En su lugar, ¿no podrían 
			  enseñarles a conocer alguna cuestión más práctica y actual? Muchos 
			  de los lectores de mi edad habrán estudiado latín y/o griego. ¿Les 
			  ha servido de algo? Los niños saben utilizar mejor hoy en día, el 
			  teléfono móvil, la calculadora y el ordenador que la escritura 
			  caligráfica. Si es un hecho que les sería útil aprender a escribir 
			  a máquina casi antes que escribir a mano ¿por qué no se les enseña 
			  cuanto antes?