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Coaching... ¡Sí!

Carmen Fiestas, 1-06-2008.          Artículo en PDF

Debido principalmente a que la mayor demanda de Coaching directivo y empresarial supera la oferta profesional disponible, se está creando confusión sobre algunas aplicaciones del Coaching en el mundo empresarial que pretenden convertirlo en una especie de asesoramiento filosófico-religioso, lo cuál está fuera de su ámbito, cuando además, para eso, existen otras alternativas.

El Coaching está de moda y eso es debido a su eficacia, con toda seguridad. Hay una gran demanda actualmente y, en países como España donde se ha introducido más recientemente, ha dejado espacio para que algunos cursos de formación de dudosa calidad se ofrezcan alegremente a las grandes empresas, a bajo coste.

No obstante, también es una profesión en la que, indiscriminadamente, se forman coaches sin una debida experiencia directiva; coaches que no tienen la preparación profesional adecuada para poder tratar aspectos empresariales de distinto orden, porque desconocen el ámbito empresarial de los directivos y, por tanto, sin este conocimiento no pueden comprender las problemáticas que plantean estos clientes, imposibilitándoles la prestación de un servicio eficaz.

En los países con más tradición de Coaching se diferencia claramente el Life Coaching (Coaching Personal), al que probablemente deberían dirigirse los coaches sin preparación empresarial, del Executive & Corporate Coaching que es el específicamente dirigido a directivos.

Otro acontecimiento dentro del Coaching es la aparición de coaches que han diseñado servicios que utilizan la potencia de esta herramienta, mezclándolo con creencias e incluso técnicas filosófico-religiosas o de autoayuda. Probablemente algunos lo hagan queriendo encontrar su diferenciación del resto –oportunismo- o por propia convicción, trasmitiendo al Coaching connotaciones que el Coaching no tiene. De esta manera, se cargan realmente la función neutra del Coaching, desvirtuando su propósito, objetivos y código deontológico, por lo que deberían omitir que utilizan Coaching en sus propuestas.

En el Coaching precisamente, se trata de que el coach no interfiera con su mentalidad o creencias al coachee (persona que realiza un proceso de Coaching). En un proceso de Coaching se trata de poder focalizar aquellas creencias autolimitantes, bloqueos o paradojas y que la persona adquiera otro enfoque distinto que le permita hacer y ser como requiere el objetivo solicitado, para que la persona consiga lo que desea desde sus propios principios y valores. Mal trabajo se puede realizar si ya se está condicionando al cliente con otras ideas añadidas que no aportan nada, mejor dicho, que aportan más limitaciones si cabe.

Estos oportunismos y variedades fuera del fundamento del Coaching, y personas de escaso valor profesional, son quienes realizan procesos incorrectos y de escasos resultados. Igual que los libros de autoayuda tienen una intención de dar otras alternativas, el resultado de muchos de estos libros son fruto del oportunismo, de mensajes llenos de creencias religiosas, otros proponen mil “claves” diversas para que, quien lo lea, crea en milagros que son absurdos y que no funcionan, pero que han buscado el impacto emocional en los lectores.

A todos nos puede haber pasado alguna vez, que cuando tenemos un problema nuestro deseo de afrontarlo nos conduzca a la búsqueda de soluciones, recurriendo a la lectura o al trato directo con profesionales. Pero usemos el criterio y no nos quedemos con los milagritos que van destinados a nuestra parte ignorante. Usemos la parte constructiva profesional y asesorémonos adecuadamente antes de dar crédito a cualquier propuesta.

Otras alternativas diferentes al Coaching, para aquellas personas que requieran un asesoramiento o clarificación de creencias, son el asesoramiento filosófico así como las nuevas terapias psicológicas como las cognitivas y algunas psicodinámicas.

Estas opciones mencionadas y el Coaching, provienen de fuentes profesionales, colegios y asociaciones internacionales con un código deontológico que avalan tanto las técnicas como la formación impartida, con la certificación que reconoce la actividad que garantiza sus resultados, protegiendo del abuso a los clientes que imparten procesos bajo esta metodología.

En resumen, sí al Coaching, pero proporcionado por profesionales con el perfil adecuado a las necesidades.

 


© 2007-actualidad Carmen Fiestas y Javier Marzal - nm@nuevomanagement.com